Saludos, viajer@s. Hace un par de días pude ver una de las películas de las que más se ha hablado en la última década. Está claro que Joker no es un personaje cualquiera, con él los actores que lo representan suben un peldaño en su carrera y ganan un aura de locura tan particular, salvo en el caso del descalabro de Jared Leto.
César Romero (1966), Jack Nicholson (1989), Mark Hamill (serie animada 1992), Heath Ledger (2008), Jared Leto (2016), Zach Galifianakis (La LEGO película 2017) y finalmente Joaquin Phoenix (2019) han sido los encargados de representar al villano más carismático de la franquicia D.C.
Coincido con la crítica en que la película es una genialidad, no por el guión, que simplemente es correcto, sino por el papel de Joaquin Phoenix, que brilla en todo momento. Pero todas estas cosas ya estarás aburrid@ de leerlas, por lo que no quiero ahondar en tu aburrimiento.
Lo que nos ha llamado a muchos la atención es el cambio físico del Joaquin Phoenix, actor que ha perdido 23 kilos para el rodaje. Pues bien, tan pronto la gente ha visto este cambio físico, han empezado a circular por Internet una serie de bobadas, como que la pérdida de peso se debe a la dieta de la manzana, a saber, comer sólo una manzana al día. Si tú sólo comes una manzana al día, claro que pierdes peso, pero al cabo de unas semanas no tendrías fuerza ni para levantarte de la cama.
Afortunadamente, el actor ha salido a desmentir públicamente este punto, indicando que su dieta fue variada, incluyendo verduras y proteínas, todo ello controlado constantemente por la supervisión de un médico.
Es verdad que la delgadez extrema del actor le ayuda a recalcar la fragilidad del personaje, pero una alimentación tan baja en calorías tiene muchos efectos secundarios, incluido el efecto rebote, donde el cuerpo, cuando reciba nuevamente alimentos, acumulará calorías de forma extrema para poder sobrevivir cuando se te ocurra hacer otra tontería similar.
Además, la restricción calórica obliga al cuerpo a prescindir de la masa muscular, lo cuál es evidente en el actor durante la película. Joaquin añade que pasar hambre le afectó a su salud mental, se volvió obsesivo y tenía la sensación de perder el control.
Por todo ello, aunque la transformación física bien le valga al actor ganar un Óscar, no se te ocurra realizar una dieta hipocalórica tan estricta, y mucho menos creas en mitos de manzanas y demás tonterías que hay que escuchar en la red.
¡Hasta la próxima!
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