Saludos viajer@s. Hoy nos encontramos en una aldea perdida a los pies del monte Fuji. Entre los sonidos del viento y el arrullo de un riachuelo cercano, suenan sutiles acordes de una biwa y un shamisen. Efectivamente, hoy estamos en el país del sol naciente, Japón.
Llevo tiempo con problemas para tener un descanso profundo por culpa del colchón de mi cama, duro como la piedra. En una de estas noches, reflexionando, me acordé de la tradicional estampa japonesa, donde vemos que, al llegar la noche, preparan sus "camas" sobre el suelo, sin que esos lechos parezcan demasiado confortables. ¿Por qué los japoneses duermen en el suelo? Vente conmigo en este viaje y lo descubriremos.
FUTONES Y TATAMIS, UNA COMBINACIÓN ANCESTRAL
Si bien sus vecinos cercanos, China, adoptaron de los mongoles las camas, Japón se mantuvo al margen, manteniendo sus conocidos futones y tatamis. Los futones son fundas rellenas, algo así como un gran saco plegable, de unos 5 cm de altura, rellenados tradicionalmente de granos y paja de arroz, material que poco a poco fue sustituido por el algodón y materiales sintéticos.
Ahora bien, no pensemos que los japoneses extendían sus futones sobre un frío suelo cerámico. El suelo de las habitaciones es una auténtica obra de ingeniería, elevado para permitir el aislamiento térmico. Concretamente, en el suelo encontraremos los tatami, un suelo fabricado como una manta de juncos, capaz de insonorizar, aislar térmicamente y absorber el agua.
Gracias a estar fabricado en este material, el tatami es elástico, por lo que resulta, además de un material sano y purificador, tremendamente cómodo para sentarse o tumbarse. Es decir, los futones se utilizan como añadido a un suelo que ya es de por sí cómodo. Gracias a esta concepción del descanso, las habitaciones pueden emplearse para más usos que el específico de dormir, lo cuál es de agradecer cuando las casas no resultan demasiado grandes.
Dormir de este modo tiene sus ventajas. Nunca te caerás de la cama, estarás durmiendo sobre elementos naturales, podrás aprovechar el espacio para hacer otras actividades una vez quites el futón, elimina el estrés y evita problemas de espalda como la escoliosis. Ahora bien, si no estás acostumbrado, empezar a dormir de este modo requerirá un periodo de adaptación.
Sinceramente, me encanta esta forma tan natural de dormir. ¿Y a tí?
¡Hasta la próxima!
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