Saludos, viajer@s. Estoy quemado. Ya os lo he comentado por Instagram. ¿cómo, que todavía no me sigues? No te cuesta nada, y subo fotos con bastante frecuencia, igual descubres que te gustan. Como decía, estoy tan quemado como todos los bosques del mundo que, en este instante, están en plena combustión.
Hay mucho afán por el postureo y hay famosos que igual les da que se trate de inmigrantes o de bosques, tienen que hacerse la foto con el hastag #prayforamazonas. Que sí, que está bien concienciar a los demás, pero también ayudar. Cuando se quemó la catedral de Notre Dame llovieron las ayudas y el dinero para su reparación, pero ahora, con este tema, yo lo único que veo son hastags y fotos. Algún famoso bien podría decir, pues yo en mi rancho voy a plantar miles de árboles o voy a ayudar a grupos ecologistas o, yo que sé, pero algo efectivo.
¿Acaso hay alguien que se piense al margen de estas catástrofes? Cuando el aire que respiremos sea veneno, los mares sean un basurero, el clima se descontrole, no tengamos nada qué comer y la población enferme, ¿visitaremos entonces Notre Dame? No digo que no haya que conservar nuestra historia, pues me parece fundamental, pero más fundamental es proteger nuestro hogar, nuestro planeta, pues salvo que algo se me escape ¡no hay más planetas habitables en el universo conocido!
Hecha ya mi pequeña denuncia, retomo el tema que hoy nos ocupaba. Hoy vengo a hablaros de otro tema de salud, las tostadas. Todos recordamos a nuestros padres o abuelos raspando "la parte negra" del pan cuando se ha tostado demasiado. Hazte un favor, cuando el pan se te queme, no lo raspes, prepara una nueva tostada. El pan y las patatas se oscurecen cuando están sometidos durante mucho tiempo a temperaturas superiores a los 120 º C, albergando en su interior altos niveles de acrilamida.
La acrilamida aparece cuando los azúcares simples o la glucosa reaccionan con aminoácidos como la asparagina. Y es verdad que no he encontrado ningún estudio que diga "sí, la acrilamida provoca cáncer al 100%", pero existen suficientes pruebas de sus efectos tumorales en animales como para tener cuidado con este tema. Además, se ha demostrado que esa sustancia causa mutaciones en el ADN, de ahí que esté clasificada como probable carcinógeno en humanos por la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer.
Así que amig@, ya sabes, las tostadas siempre blanquitas y las patatas fritas igual, aunque ni uno ni lo otro sea lo mejor para tu alimentación.
¡Hasta otra, vaquer@!
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